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Deliración 527: Gran promo, gran...

Cerré los ojos y de repente era tres, éramos tres, yo era tres; tres personas que no distinguía, que cambiaban, cambiaban constantemente; eran otros, éramos otros, yo era otros: unos otros en una transmutación constante... ¿versiones de mí? ¿de mi pasado, presente o futuro? Entonces, uno de barba, atlético y bien vestido se alzó entre el resto y mantuvo su identidad lo suficiente como para sonreirme, confiado y canchero; y, de repente, esa certidumbre aterradora: mi padre lo reconocería... a él, a ellos, a mí... si yo fuese otro (cualquiera de todos esos tantos otros, quiero decir), mi padre me reconocería...

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