Originalmente publicado en la revista 5entidos nº: 4.-
Orson Cafrune creado por Matías Brasca y Mario Pozzo.-
_ Ehhh, señor...
_ ¿Si?
_ Le agradecería que no me tocase más.
_ Ay, y yo le agradecería todo lo contrario. Tóqueme, acarícieme, pellízqueme. ¡Chirlos, quiero chirlos!
_ Malvisto, si no va a cumplir las demandas del señor, le sugiero ceda su lugar a otro que esté más dispuesto. No sea angurriento, comparta.
_ Cafrune, ¿Dónde me trajo? Esto esta lleno de degenerados.
_ Este maravilloso despelote no es otra cosa sino la mitológica Pornópolis, Olimpo del Triple X, género que los griegos sabiamente habrían llamado Ji Ji Ji, según su alfabeto, trazando entonces un paralelo entre la risa y el porno como alimentos para el alma, cosa que resultaría bastante obvia si usted levantase la vista y mirara la pantalla.
_ Cafrune, estoy demasiado ocupado vigilando que nadie se me acerque como para poder mirar la pantalla.
_ Ah, el triple X… qué ecuación gloriosa. Fíjese como el porno basa su narrativa en la aplicación de leyes matemáticas; aquí la distributiva, allí la conmutativa. Mire Malvisto, ahora se están echando un teorema de Tales más o menos. ¡Qué espectáculo!
_ Cafrune, ¡esto es un asco!
_ ¿Un asco? ¡¿Un asco?! Mire esa pelirroja Malvisto, y dígame si es un asco. Qué elongación. Qué manejo de la masa muscular… de la propia y de la ajena… mire Malvisto, qué gracia… qué elegancia…
_ Dios mío…
_ Muy bien, Malvisto, ya se está aprendiendo los diálogos.
_ Cafrune, ¿para qué me trajo acá?
_ Malvisto uno no necesita excusa alguna para ver una buena porno con sus amigos. En ese sentido el porno aúna, ¿sabia usted? Compartiendo este tipo de cosas ya no queda lugar para la vergüenza, los tabúes, las represiones y la hipocresía. Uno entra mas en confianza y la amistad se fortalece. Y todo gracias al triple X y los comentarios que este suscita. Con el eso lo hice, aquello no, uno no sólo trata de mandarse la parte, sino que también se confiesa de manera encubierta. Fíjese que todo comentario de este tipo conlleva un pero, y el pero como nexo adversativo, al estar narrando una fantasía hecha realidad, implica una desilusión. Ahora, ¿toda realización de un sueño o de una fantasía implica una desilusión? Bueno, no importa, pero cuánta confianza requiere una confesión de este estilo, ¿eh? He aquí también el por qué del avance del psicoanálisis frente a la iglesia en este campo. Como toda macana tiene su origen en el sexo, resulta más divertido descubrir esa causa que arrepentirse. ¿Es entonces el porno reflejo de esa búsqueda de nuestros orígenes? ¿La razón del porno es tratar de plasmar la cruzada de aquel hombre que busca regresar por cualquier medio al vientre materno? ¿O de aquella mujer que le rinde pleitesía y sumisión al falo que la engendro y que jamás tuvo? O bueno, viceversa, usted sabe como es eso de la negación de los complejos, ¿no? Pero, ¿qué es el porno al fin y al cabo? ¿El medio de satisfacción de una fantasía vouyerista? ¿La representación audiovisual de una fantasía táctil? ¿Qué? ¿Y cuál es el sentido de sus tramas? Fíjese que el universo planteado es políticamente perfecto, si se quiere. Cualquier contingencia se resuelve mediante el dialogo y la acción. Con un a ver, ponete así, ahí ¿te gusta? se resuelve todo. Teoría y praxis orientadas hacia un mismo fin. ¿El porno es utopía?
_ Mire Cafrune, si le estaría prestando atención a usted y no a toda esta gentío con guantes de látex en penumbras le podría decir si lo que me está diciendo resulta interesante o si es una estupidez. Ahora, le dio vueltas y le dio vueltas al asunto para poder encontrarle siquiera una relación con el tacto, ¿eh?, pero no me joda, usted lo que quería era venir acá.
_ El porno es el más táctil de todos los cines, ¿de qué quiere que hablemos si no?
_ Y ¿qué se yo? De películas que provoquen escalofríos… del cine de terror, por ejemplo.
_ ¿Quiere saber qué es lo que me produce escalofríos a mí? Confundir al cine con el teatro. Ah…. es incurrir en un error terrible, fatal diría yo. Es lo que sentencio a muerte a nuestro cine nacional. ¿Por qué nadie mira películas argentinas? Pues porque el cine nacional tiene fama de ser más teatral que cinematográfico. Y lo peor de todo es que no se trata de un preconcepto del todo erróneo. En nuestra producción encontramos obras maravillosas, excelentes directores e impresionantes actores. Sin embargo seis de cada diez películas presentan un cuadro de teatralidad crónica. Y teniendo en cuenta que se estrenan, ¿qué sé yo?, 15 películas argentinas por año, debemos admitir que las estadísticas juegan en contra.
_ Sí, puede ser. Pero…
_ Para mí, al cine nacional le faltan silbidos y le sobran voces en off... ojo, no me malinterprete, no es que no me gusten las voces en off, me fascinan, pero se me pone la piel de gallina cada vez que escucho las voces en off en las películas argentinas... no me refiero al off resultante del fuera de campo de una conversación o cosas por el estilo, no, no... el off narrativo... es desastroso... No escucho a un tipo contándome una historia o describiéndome qué es lo que siente o qué es lo que piensa. No. Yo escucho un tipo leyéndome esas cosas. Y no sólo leyendo, sino que declamando. Pero claro, ¿qué culpa tiene el pobre actor? Le dan un guión para que lo aprenda, lo encierran en un cuartito con un micrófono y le dicen: “¡meta!”. Obviamente va a apelar a sus habilidades histriónicas. A ver si me entiende. Yo si voy al cine es para que me cuenten una historia. Para que me reciten algo lo tengo a Gagliardo. Al fin y al cabo somos argentinos y hay que valerse de recursos que nos son propios. Yo, director, te siento al actor en el estudio de grabación, busco a algún amigo en común, y entre mates y demás giladas, le pido que me cuente la historia una y otra vez. Al cine nacional le falta entrar en confianza con el espectador, pues que sin confianza no hay catarsis. Afortunadamente, ahora vemos directores que prefieren valerse actores que no son actores y de actores que buscan dejar de ser actores… algo así como un neorrealismo trivial argentino…
_ ¿Por qué no nos juntamos a charlar este tema en un bar, eh? Dígame la verdad, ¿no le da cosita estar acá con toda esta gente?
_ ¿Cosita? Malvisto, le voy a explicar algo y preste atención. En un cine porno, la utilización de diminutivos es una invitación al enzoquete. Esto es tierra de nadie, Malvisto... por favor no me tiente a las fieras.
_ Ay, pero si el que nos tienta acá es usted, mi gran oso erósofo frondoso… pellízqueme…
_ ¡Va de retro, Satán!
_ Ay, yo también se latín: ego te absorbo.
_ ¡A ver si hacemos un poquito de silencio, che!
_ ¡Bueno, empezá por callarte vos, salame! ¿Qué me venís a prepotear a mi?
_ ¡Uff!
_ Cafrune, clámese por favor...
_ ¡Me calmo si quiero, y vos abriboca, devolveme el botín, o te tiro el otro!
_ ¡Ay, a mí, a mí! Un chirlito aunque sea.
_ ¡Tomá!
_ Ay, sí...
_ ¡Sometan a los turros!
_ ¡Rajemos Cafrune!
_ Se armó, Malvisto. Apelemos a los toronjazos. ¡Fuego a discreción!
_ Estamos rodeados, perdidos... son demasiados, Cafrune… no importa donde vayamos, se arrastran por el piso y salen de debajo de las butacas... son como muertos vivos...
_ Sí, pero esta vez quieren enterrarnos a nosotros. Malvisto, bien dije que el porno aúna, sí, pero si se abusa de la confianza que uno brinda, el porno aúna venéreamente sin que exista siquiera previo consentimiento alguno.
_ ¡No consiento, no consiento!
_ ¡A mi la legión!
_ Malvisto mire… chirlitos, en un acto de arrojo y bizarría, se sacrificó por nosotros. Qué increíble, ¿no? No deja de sorprenderme la puntualidad del destino.
_ En mi vida vi espectáculo más desagradable…
_ Despreocúpese Malvisto, una jauría de pornoadictos en celo tiende a ser precoz. Sin embargo, estoy realmente emocionado. Este Cabral posmoderno merece pasar a la historia con alguito de gloria aunque sea… démosle sus 15 minutos de fama… incendiemos el lugar y llamemos a la tele…
_ ¿Qué hace, Cafrune?
_ Disimule, ¿quiere?
_ Esta loco. Apague eso…
_ Calma Malvisto, calma. No es la primera pira que la mitológica Pornópolis sufre, ni será la última.
_ Rajemos Cafrune…
_ Lo sigo Malvisto, lo sigo…
_ Realmente no lo entiendo Cafrune. ¿Qué busca con todo esto, eh? ¿Por qué hace las cosas que hace?
_ ¿Acaso importa? Simplemente existo, Malvisto. ¿Y qué existencia no acarrea consecuencias? Así que si vamos a existir, consecuemos a lo grande.¿No le parece? Parafraseando a Nervo, a lo menos exageremos...
_ ...quizás no sea en vano.
_ ¡Agarrámela con la mano!
_ Cafrune, realmente usted no deja de sorprenderme... le faltó un parrap tap tshhhh, o un sara sasasa... su remate fue malísimo...
_ mmm… sí... touché…
Orson Cafrune creado por Matías Brasca y Mario Pozzo.-
_ Ehhh, señor...
_ ¿Si?
_ Le agradecería que no me tocase más.
_ Ay, y yo le agradecería todo lo contrario. Tóqueme, acarícieme, pellízqueme. ¡Chirlos, quiero chirlos!
_ Malvisto, si no va a cumplir las demandas del señor, le sugiero ceda su lugar a otro que esté más dispuesto. No sea angurriento, comparta.
_ Cafrune, ¿Dónde me trajo? Esto esta lleno de degenerados.
_ Este maravilloso despelote no es otra cosa sino la mitológica Pornópolis, Olimpo del Triple X, género que los griegos sabiamente habrían llamado Ji Ji Ji, según su alfabeto, trazando entonces un paralelo entre la risa y el porno como alimentos para el alma, cosa que resultaría bastante obvia si usted levantase la vista y mirara la pantalla.
_ Cafrune, estoy demasiado ocupado vigilando que nadie se me acerque como para poder mirar la pantalla.
_ Ah, el triple X… qué ecuación gloriosa. Fíjese como el porno basa su narrativa en la aplicación de leyes matemáticas; aquí la distributiva, allí la conmutativa. Mire Malvisto, ahora se están echando un teorema de Tales más o menos. ¡Qué espectáculo!
_ Cafrune, ¡esto es un asco!
_ ¿Un asco? ¡¿Un asco?! Mire esa pelirroja Malvisto, y dígame si es un asco. Qué elongación. Qué manejo de la masa muscular… de la propia y de la ajena… mire Malvisto, qué gracia… qué elegancia…
_ Dios mío…
_ Muy bien, Malvisto, ya se está aprendiendo los diálogos.
_ Cafrune, ¿para qué me trajo acá?
_ Malvisto uno no necesita excusa alguna para ver una buena porno con sus amigos. En ese sentido el porno aúna, ¿sabia usted? Compartiendo este tipo de cosas ya no queda lugar para la vergüenza, los tabúes, las represiones y la hipocresía. Uno entra mas en confianza y la amistad se fortalece. Y todo gracias al triple X y los comentarios que este suscita. Con el eso lo hice, aquello no, uno no sólo trata de mandarse la parte, sino que también se confiesa de manera encubierta. Fíjese que todo comentario de este tipo conlleva un pero, y el pero como nexo adversativo, al estar narrando una fantasía hecha realidad, implica una desilusión. Ahora, ¿toda realización de un sueño o de una fantasía implica una desilusión? Bueno, no importa, pero cuánta confianza requiere una confesión de este estilo, ¿eh? He aquí también el por qué del avance del psicoanálisis frente a la iglesia en este campo. Como toda macana tiene su origen en el sexo, resulta más divertido descubrir esa causa que arrepentirse. ¿Es entonces el porno reflejo de esa búsqueda de nuestros orígenes? ¿La razón del porno es tratar de plasmar la cruzada de aquel hombre que busca regresar por cualquier medio al vientre materno? ¿O de aquella mujer que le rinde pleitesía y sumisión al falo que la engendro y que jamás tuvo? O bueno, viceversa, usted sabe como es eso de la negación de los complejos, ¿no? Pero, ¿qué es el porno al fin y al cabo? ¿El medio de satisfacción de una fantasía vouyerista? ¿La representación audiovisual de una fantasía táctil? ¿Qué? ¿Y cuál es el sentido de sus tramas? Fíjese que el universo planteado es políticamente perfecto, si se quiere. Cualquier contingencia se resuelve mediante el dialogo y la acción. Con un a ver, ponete así, ahí ¿te gusta? se resuelve todo. Teoría y praxis orientadas hacia un mismo fin. ¿El porno es utopía?
_ Mire Cafrune, si le estaría prestando atención a usted y no a toda esta gentío con guantes de látex en penumbras le podría decir si lo que me está diciendo resulta interesante o si es una estupidez. Ahora, le dio vueltas y le dio vueltas al asunto para poder encontrarle siquiera una relación con el tacto, ¿eh?, pero no me joda, usted lo que quería era venir acá.
_ El porno es el más táctil de todos los cines, ¿de qué quiere que hablemos si no?
_ Y ¿qué se yo? De películas que provoquen escalofríos… del cine de terror, por ejemplo.
_ ¿Quiere saber qué es lo que me produce escalofríos a mí? Confundir al cine con el teatro. Ah…. es incurrir en un error terrible, fatal diría yo. Es lo que sentencio a muerte a nuestro cine nacional. ¿Por qué nadie mira películas argentinas? Pues porque el cine nacional tiene fama de ser más teatral que cinematográfico. Y lo peor de todo es que no se trata de un preconcepto del todo erróneo. En nuestra producción encontramos obras maravillosas, excelentes directores e impresionantes actores. Sin embargo seis de cada diez películas presentan un cuadro de teatralidad crónica. Y teniendo en cuenta que se estrenan, ¿qué sé yo?, 15 películas argentinas por año, debemos admitir que las estadísticas juegan en contra.
_ Sí, puede ser. Pero…
_ Para mí, al cine nacional le faltan silbidos y le sobran voces en off... ojo, no me malinterprete, no es que no me gusten las voces en off, me fascinan, pero se me pone la piel de gallina cada vez que escucho las voces en off en las películas argentinas... no me refiero al off resultante del fuera de campo de una conversación o cosas por el estilo, no, no... el off narrativo... es desastroso... No escucho a un tipo contándome una historia o describiéndome qué es lo que siente o qué es lo que piensa. No. Yo escucho un tipo leyéndome esas cosas. Y no sólo leyendo, sino que declamando. Pero claro, ¿qué culpa tiene el pobre actor? Le dan un guión para que lo aprenda, lo encierran en un cuartito con un micrófono y le dicen: “¡meta!”. Obviamente va a apelar a sus habilidades histriónicas. A ver si me entiende. Yo si voy al cine es para que me cuenten una historia. Para que me reciten algo lo tengo a Gagliardo. Al fin y al cabo somos argentinos y hay que valerse de recursos que nos son propios. Yo, director, te siento al actor en el estudio de grabación, busco a algún amigo en común, y entre mates y demás giladas, le pido que me cuente la historia una y otra vez. Al cine nacional le falta entrar en confianza con el espectador, pues que sin confianza no hay catarsis. Afortunadamente, ahora vemos directores que prefieren valerse actores que no son actores y de actores que buscan dejar de ser actores… algo así como un neorrealismo trivial argentino…
_ ¿Por qué no nos juntamos a charlar este tema en un bar, eh? Dígame la verdad, ¿no le da cosita estar acá con toda esta gente?
_ ¿Cosita? Malvisto, le voy a explicar algo y preste atención. En un cine porno, la utilización de diminutivos es una invitación al enzoquete. Esto es tierra de nadie, Malvisto... por favor no me tiente a las fieras.
_ Ay, pero si el que nos tienta acá es usted, mi gran oso erósofo frondoso… pellízqueme…
_ ¡Va de retro, Satán!
_ Ay, yo también se latín: ego te absorbo.
_ ¡A ver si hacemos un poquito de silencio, che!
_ ¡Bueno, empezá por callarte vos, salame! ¿Qué me venís a prepotear a mi?
_ ¡Uff!
_ Cafrune, clámese por favor...
_ ¡Me calmo si quiero, y vos abriboca, devolveme el botín, o te tiro el otro!
_ ¡Ay, a mí, a mí! Un chirlito aunque sea.
_ ¡Tomá!
_ Ay, sí...
_ ¡Sometan a los turros!
_ ¡Rajemos Cafrune!
_ Se armó, Malvisto. Apelemos a los toronjazos. ¡Fuego a discreción!
_ Estamos rodeados, perdidos... son demasiados, Cafrune… no importa donde vayamos, se arrastran por el piso y salen de debajo de las butacas... son como muertos vivos...
_ Sí, pero esta vez quieren enterrarnos a nosotros. Malvisto, bien dije que el porno aúna, sí, pero si se abusa de la confianza que uno brinda, el porno aúna venéreamente sin que exista siquiera previo consentimiento alguno.
_ ¡No consiento, no consiento!
_ ¡A mi la legión!
_ Malvisto mire… chirlitos, en un acto de arrojo y bizarría, se sacrificó por nosotros. Qué increíble, ¿no? No deja de sorprenderme la puntualidad del destino.
_ En mi vida vi espectáculo más desagradable…
_ Despreocúpese Malvisto, una jauría de pornoadictos en celo tiende a ser precoz. Sin embargo, estoy realmente emocionado. Este Cabral posmoderno merece pasar a la historia con alguito de gloria aunque sea… démosle sus 15 minutos de fama… incendiemos el lugar y llamemos a la tele…
_ ¿Qué hace, Cafrune?
_ Disimule, ¿quiere?
_ Esta loco. Apague eso…
_ Calma Malvisto, calma. No es la primera pira que la mitológica Pornópolis sufre, ni será la última.
_ Rajemos Cafrune…
_ Lo sigo Malvisto, lo sigo…
_ Realmente no lo entiendo Cafrune. ¿Qué busca con todo esto, eh? ¿Por qué hace las cosas que hace?
_ ¿Acaso importa? Simplemente existo, Malvisto. ¿Y qué existencia no acarrea consecuencias? Así que si vamos a existir, consecuemos a lo grande.¿No le parece? Parafraseando a Nervo, a lo menos exageremos...
_ ...quizás no sea en vano.
_ ¡Agarrámela con la mano!
_ Cafrune, realmente usted no deja de sorprenderme... le faltó un parrap tap tshhhh, o un sara sasasa... su remate fue malísimo...
_ mmm… sí... touché…
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