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Mostrando las entradas de marzo, 2017

Deliración 498: Yo que vos, me vuelvo 14

Su esposa le comparte un link por whatsapp: el diario regional vincula la muerte de la nena con una serie de asesinatos que se vienen dando quinquenalmente en distintas provincias del país. Simón le pregunta si eso significa que ya no es sospechoso, pero su mujer no responde (aunque los tildes azules evidencian su lectura).
De repente, siente ganas de reír; pero sólo sonríe y mira hacia la rotonda desde su ventana (aunque en realidad fija la vista en su reflejo transparente: su cara casi invisible en el paisaje holandés). Relee la noticia (en ese idioma de mierda) y siente la necesidad de compartirla con su padre, pero no quiere despertarlo.
Simón decide sacar a pasear a Simon. Llegan a la escena del crimen. Las cintas de plástico se sacuden a latigazos naranjas por el viento. "Parecen guirnaldas", piensa. Cruza el límite, y llega donde estuvo el cadáver. Ya no queda nada, sólo banderines supliendo los trozos de niña. Simon olfatea desesperadamente. Mueve la cola y gime; es un llanto desesperado y ansioso. Para él, la niña todavía está ahí. Simón se acuclilla y acerca su mano al vacío en el pasto. Simon se vuelve y gruñe, no quiere que la toque; no quiere que nadie más la toque.

Deliración 497: Yo que vos, me vuelvo 13

"En el fondo", piensa Simón, "tengo miedo de que, esta vergüenza que siento, la sienta mi hija... Y no sólo vergüenza de mí, sino de ella misma." Simon alza la cabeza de la falda de Simón y mueve la cola. "¿Qué le dejo?", insiste Simón; "¿Qué impresión... le formo... de los hombres?" Simón y Simon están solos en la sala, uno sentado en el sofá y el otro en el piso. Mantienen silencio. Simón toma mate para no fumar... Simon sacude la mano de Simón con su hocico, reclamando caricias. Simón sonríe, Simon también. "¿Qué recuerdos le dejo? ¿Qué memoria preferirá mantener de mí?" El termo se manifiesta vacío... Simón levanta el moflete de Simon y le espía los dientes. "¿Qué podrá aprender de mí que no sean temores?" Simón piensa en clavar las uñas en las encías de Simon y arrancarle un colmillo... "¿Me querrá mucho, poco... nada?",  y finalmente lo dice: "¿Me tendrá miedo?"

Deliración 496: Yo que vos, me vuelvo 12

"Son unos maleducados", dice el padre de Simón refiriéndose a sus consuegros. Simón asiente. Los suegros los miran, saben que hablan de ellos. Simón siente la urgente necesidad de que le pregunten qué es lo que dijo su padre, quiere decírselos, quiere que sepan qué es lo que su padre opina de ellos, quiere tener la oportunidad de ratificar su opinión, de apoyarlo. Simón siente la urgente necesidad de incomodarlos, de escandalizarlos. Simón siente la urgente necesidad de gritarles, de humillarles y echarlos de la casa. Simón siente la urgente necesidad de decirle a su mujer que se calle, de exigirle que le pida perdón y que le demuestre cariño. Simón siente la urgente necesidad de que su mujer lo quiera, de que lo elija por encima de cualquier otra constante y/o variable. Simón siente la urgente necesidad de irse, de volverse y de estar caminando por la noche cordobesa. Pero su mujer no está y sus suegros insisten en esa simulada indiferencia. Simón baja la vista y suspira; se siente cansado, terriblemente cansado... "¿Fernet con coca, papi?", pregunta (sin saber si hay hielo suficiente siquiera); "Fernet con coca, hijo", responde su padre.

Deliración 495: Yo que vos, me vuelvo 11

El padre de Simón cruza la calle y golpea la ventana del auto con el nudillo del índice. Al principio no hay respuesta; pero, al insistir, el conductor abre la puerta. Desde la casa, Simón pregunta quién es y resulta ser el padre de la nena. El padre de Simón hace una mueca (una vez traducido) y le aprieta el hombro a manera de pésame. El padre de la nena comprende y asiente a manera de gracias.
Los tres varones mantienen silencio en el living-comedor de la casa. Simon está echado entre ellos, pero mira hacia la puerta que da al patio. El padre de la nena deja la taza de café, se aclara la garganta y comienza a hablar con voz quebrada. El padre de Simón lo mira y después se vuelve a su hijo. Sin decir nada le pregunta qué dijo. "Pregunta si maté a su hija", responde Simón y recuerda a Simon masticando una oreja... ¿o eran acaso unos dedos?