Estoy podrido de despertarme siempre el mismo, siempre humano, siempre ajeno. No me basta con ser reconocido, necesito ser nombrado. Estar en boca de todos, baboseado, salivado y escupido. Devorado y compartido, regurgitado y vomitado. Que me señalen por las calles, que me alcen en hombros, que me suban a una comparsa y me sigan y me griten y me insulten y me tumben y me pateen. Desangrado y odiado, no me importa. Sólo soy si me dicen, y a eso aspiro.
Matsuo
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