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Deliración 57: Fernando.-

Fernando no era muy petiso, pero sí gordito y morocho, de pelo largo, con ese aspecto folklórico fashion bastante pulcro; de un caminar recto, erguido y siempre sacando pecho y culo. Todas las noches se pedía algo a la pizzería de la esquina por el sólo hecho de ver al pibe que le traía el pedido, rolinga mugriento de San Francisco, desganado y roñoso. También le gustaba el pelado grandote de la torre uno, ese que tenía un perro pavote y hocicudo. Sin embargo, Fernando era hombre de un solo hombre, René, quien, por su parte, era hombre de muchos hombres y mujeres, un viajante errabundo, dandy dicharachero, que recorría todo el país repartiendo drogas, medicamentos, anotadores, calendarios y lapiceras estrafalarias a médicos aburridos. Hacía casi un mes que no se veían, y como René llegaba el sábado, el lunes Fernando empezó un régimen de calditos, ensaladas y comidas livianas, cosa de cagar más bien líquido y andar estrechando el diámetro del esfínter. Según Fernando, nada mejor para un reencuentro que un culito mimosón bien ceñido.

Matsuo

Comentarios

  1. Anónimo2:03 a.m.

    Jaaaaaaaaaaaaa... vuentos de putos... nuestra especialidad, chiquito.
    Jason Dios

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  2. quiero mas cuentos de putos

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