Estoy cansado de fingir, pero no me queda otra alternativa se dijo a sí mismo el morocho grandote de anteojos avergonzado de andar siempre escondiendo su traje azul con esa ese gigante en el pecho. Se llamaba Luís Alberto y tenia 48 años.
Matsuo
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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