Cuando chico, cuando muy, muy chico, alzó la vista al cielo y descubrió un avión a chorro trazando un renglón en el cielo. Se quedó un rato esperando que alguien escribiese algo, pero nadie amagó siquiera a sacar un lápiz. Y él, que apenas si garabateaba unos roñosos mi mamá me mima y ya leía unos exitantes pim, pam, pum, las palas al piso; se quedó con las ganas.
Matsuo
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