Vio a cientos, talvez miles, todos deformes, tuertos, tullidos, mancos y atrofiados, flotando, a la deriva, en su sangre estancada y emparentada, cada cual hermano, padre, hijo, tío y primo de sí mismo, guadañándose desesperadamente los unos a los otros con sus espadas, cuchillos, lanzas, dagas, hachas, dientes y garras, poniendo fin a sus días, desmembrados y en paz; vio una masacre misericordiosa y voluntaria flotando entre los fideítos y no pudo más que apartar su plato de sopa y pedir otra de esas galletas marineras, por favor.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
¿Y qué vería en las galletas marineras?
ResponderBorrarPor cierto, ¿cómo es una galleta marinera?
La imagen del abuelo sentado en la cocina esperando que la abuela le preparara su mate cocido, seguramente.
ResponderBorrarLas marineras son galletas redondas y del tamaño de la una mano adulta. Suelen perdurar meses en las alacenas, tanto por imperecederas como por su carencia de sabor. De hecho, se ven así...
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