Recientemente descubrí que la hobietización de mi vocación se debe a una suerte de vergüenza existencial producto de una diferencia radical de intereses con aquellos de quienes requiero aprobación. De ahí quizá esta culpa y esa predisposición innata a ofrecerme voluntario a ofrendarme a los demás sin exigir nada de nadie a cambio. De ahí talvez este huir de mí mismo constante e insoportable.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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