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Deliración 180: Nada, nada de celulitis...

"Así y todo procedí a podar el frondoso vello que circunda mi calvicie con una rata eléctrica que compré a tal efecto; mas desnudo, predispuesto a bañarme y animado por la libido, quizás, continué mi tala por la reserva púbica, sumamente intrigado y curioso, para luego comprobar que, de no ser por la barba y el sobaco, nada sexy ni erótico emanaba de ese bebé mutante que se alzaba cuan morsa en celo frente al espejo: un gran sachet de grasa, tetas y rodillas... pero qué piel de durazno, papá", dijo mientras caminaba con una pareja amiga por calle Fragueiro y su su mujer movía la cabeza avergonzada.

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