"Coincidíamos en altura, por lo que generalmente compartíamos el final de esas filas paralelas separadas por genero, a un brazo de distancia uno del otro, esperando ingresar al aula, ésas que, de no ser por Güemes y Paso, siempre llevaron el nombre de algún prócer intrascendente que nunca nos enseñaron, y era una de verte sonreír y hacerte reír e inventarte juegos y regalarte artesanías pobres en técnicas de papel, lana y cartón que improvisaba entre nuestros pupitres", pensaba.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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