Aun con la fosas irritadas por la alergia a ese inminente cambio de clima, podía oler su pis rancio cada vez que iba al baño. Era el pis de un ser vencido que había caducado hacía tiempo ya. Sin embargo, de cuclillas en la letrina de aquella perdida estación de servicio de la ruta 34, se empecinaba en seguir vivo y orgánico, a punto de bañarse por primera vez en aquella semana y con la intención de conquistar cierta señorita de edad avanzada de quien había recibido, hacía tiempo también, tan sólo un telegrama.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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