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Deliración 201: Cinco - Durante el día.-

Los traductores se juntaban en círculo, tomados de la mano, murmurando y bailando cancán en distintas lenguas y en penumbras, sobre un piso cubierto de cera derretida y velas petisas. Patinaban. Gritaban. Discutían. Traducían. El mundo los necesitaba. Nunca nadie los notaba. Desnudos se metían en bañaderas llenas con agua helada y en calderas rojovivas. Se revolcaban entre hojitas de afeitar y tramontinas. Se trozaban. Se amorcillaban. Se asaban. Se sanmaritaban. Se sacrificaban. Se puteaban. Se abrigaban. Se bálsamaban. Se suturaban. Se tocaban. Se leían. Se interpretaban en una orgía babilónica y traducían al mundo lo que el mundo les pedía.

Así durante jornadas de diez horas y, a veces, también se llevaban trabajo a casa.

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