"Pero qué me importa quiénes son tus amigos, ni cómo anda tu familia, ni qué te pasó hoy en el trabajo, en la facultad o donde sea; acaso no soy lo suficientemente interesante para que hablés únicamente de mí y de nada más que de mí", dijo ofendido y se sentó a esperar la respuesta con las patas cruzadas y relojeando el vidrio de la puertita de la cabina que espejeaba su reflejo gracias a la luz que el mismo emanaba.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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