En mi primer día en una multinacional del rubro informático, nos llevaron al sótano del edificio y nos hicieron armar -en el más técnico y lúdico de los sentidos- nuestras propias PC sobre una enclenque mesa de jardín de plástico: eramos seis en la isla, no teníamos internet ni espacio y encima me tocó una de las patas de la mesa, por lo que debía recoger mis piernas en un rodete demasiado peronista...
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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