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Deliración 317: De cuando me decidí a imprimirme.-

Convencido quizás por esa confianza sin compromisos de mis terceros más cercanos y, porqué negarlo, por ese afán de ver frustradas mis pretensiones en todo terreno, presté consentimiento y di luz verde a mi voluntad de ver traducida en un formato mucho menos ecológico y un tanto más tangible a ésta, mi obra espontánea, que quién mejor que su autor para reconocer que la misma no merecería entonces mas que encontrarse en grandes cantidades entre esos cajones de ofertas de las librerías de saldo o los canjes de revistas; o, talvez con poco de suerte, siendo entregada como cambio chico en los quioscos, a falta de caramelos Alka, cuando no llegan con el vuelto. Ay, y es que tan poco vale mi esfuerzo.

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