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Deliración 326: Una noche en Capilla del monte...

En el techo, una orbe pinchada gotea luces de colores y se salpica por toda esa tapera fundada con el único propósito de alcoholizar a los hinchas de Racing de ese pueblo de aires místicos y tierras yermas; en el suelo baldosado, una mesa de pool arrimada contra la pared roja del fondo con un modesto parlante encima del paño y un cartel que dice billares como contexto de un cantor soberbio y varios bailarines entre los que sobresale Sam Elliot zapateando una chacarera. La peña se manifiesta en torno a nuestra mesa mientras tomamos fernet rodeados por científicos apenas conocidos y por demás simpáticos: uno, el primo de mi mujer; el resto, sus amigos: delos cuales, una, sospechamos su pretendiente. En los baños, desapercibida, la leyenda: "Señor cliente: Cuide la higiene del lugar. Piense que las manos que limpian este baño son las mismas que preparan sus bebidas."

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