En aquella ciudad pujante de tantos y tan pocos habitantes, todos sabían de sus cuernos y sobre la nena que venía en camino menos ella, la flamante cornuda; mas no le decían nada porque el escándalo que se sucedería, tras hacer privada la noticia, sería efímero y el chisme, en sí, moriría a los pocos días.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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