Fueron doce las horas durante las cuales el extra presenció, sentado en asientos improvisados, aquel atentado audiovisual en plena cancha de bochas de barrio Alto Alberdi que concluyó sin concluir debido a la presión ejercida por borrachos oriundos de la locación en cuestión que amenazaban con desalojos ejecutando reiterados cortes en el suministro de energía y llevándose por delante equipamiento que al caer al suelo no estallaba en mil pedazos pero que dejaba de funcionar por horas que se perdían para siempre en esa producción limitada por el horario de oficina, el sueño y el alcohol efervescente.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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