Desayunabamos fetas de aire que nos regalaban las madrugadas, mas el resto se trataba de un tufo inoxidable que aporcinaba a todo aquel que respirara sin importar que, refugiados del sol, buscáramos santuario en oficinas y hogares asfixiados por tanto encierro.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
Comentarios
Publicar un comentario