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Deliración 351: Afuera, otra vez está lloviendo.-

Tengo la manía de soñar despierto y no de noche, particularmente mientras camino, pienso, me reinvento en un discurso en tiempo pasado donde se reconocen en ese ahora mis logros en tercera persona por sombras que me ven pasar en la distancia de mi fantasía, todo, todo en mi cabeza, a cada paso, kilómetros y kilómetros de mentiras que me cuento a mi mismo, y yo, satisfecho con no haberlas arriesgado, frustrado para no fracasarlas, las disfruto aprobadas por esos fantasmas anónimos que me saludan orgullosos; y es que el caminar, como vector de mis sueños, me permite trocar mis anhelos por derroteros más concretos que me lleven a panaderías, supermercados y librerías. No me pasa lo mismo en colectivos y trolebuses, de los que suelo ir colgado de caños con sudores acumulados: entonces sólo miro y espero que alguien abra la ventana.

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