Habíamos decidido mantener distancia y nuestra proactividad afectiva nos llevó a borrar historiales, mails y archivos; las pocas fotos de papel que tuvimos fueron incineradas y los souvenirs que nos ataban fueron descartados. Nuestro profesionalismo emocional nos permitió ignorarnos y/o saludarnos desinteresadamente en aquellas pocas reuniones en las cuales el destino se empecinaba en juntarnos, pues en las calles hacíamos caso omiso de nuestras mutuas existancias. Tanto tiempo ya, tantos años... y sin embargo me acuerdo.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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