'Vos', dijeron y lo señalaron entre los demás, entre tantos, entre todos; con sus dedos largos, retorcidos y chorreantes de cuero; con esas uñas negras, moluscosas y enruladas; desde su altura, allí arriba donde el aire dolía y apestaba. 'Sí, vos', ratificaron ante la duda, sorpresa y falsa modestia del elegido que se volvió incrédulo hacia el resto, alzando los hombros como sin saber la causa, balbuceando excusas idiotas ante la envidia de la que comenzaba a gozar, tropezando a propósito para levantarse digno, demorando lo inevitable casi por pura formalidad y etiqueta. 'Dale, boludo', rugieron, y fue lo último que se supo de él... y a nadie le importó demasiado, la verdad.
"Bienvenido todo aquél que en calidad de tal permaneciere lejos; pues que de acercarse sería éste y no aquél, y como tal molestaría."
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